Aunque algunas ciudades ya tenían implementada las ‘zonas 30’, con la próxima entrada en vigor de la modificación del Reglamento General de Circulación, su implantación tendrá carácter obligatorio para la totalidad de las ciudades.
Este cambio legal afectará únicamente a las vías de un carril por sentido que, aunque son la mayoría (el 80%), no soportan más del 20% del tráfico. En cambio, por lo que se refiere a las vías con más de un carril por sentido, la limitación continuará siendo de 50 kilómetros/hora, y de 20 kilómetros/hora en las vías que dispongan de plataforma única de acera y calzada.
Su objetivo prioritario es reducir la siniestralidad en las calles de los peatones. Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, el riesgo de fallecer como consecuencia de un atropello se reduce como mínimo cinco veces si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 kilómetros/hora en lugar de 50.
Esta medida ya está siendo aplicada en la mitad de las capitales de provincia de España, destacando especialmente la ciudad de Pontevedra, que ha visto prácticamente eliminada la mortalidad entre sus peatones, con la una reducción de los límites que oscila entre los 10 y 30 kilómetros/hora.
Y en el mismo sentido se pueden destacar iniciativas similares de grandes ciudades como París, Bruselas, Milán, Roma, Estocolmo, Copenhague o Viena.
Según Fesvial, en las zonas-30 se logra un tráfico más calmado, que aparte de mejorar la seguridad, da lugar a un entorno más agradable, recuperándose una gran parte de la vida de barrio con más peatones transitando por las calles y beneficiando el comercio. Se ha descubierto incluso que el efecto sobre el «tráfico calmado» es de tal importancia, que en las calles cercanas a las zonas-30 la velocidad se disminuye alrededor de un 10%.
