El objetivo es proteger a los ciudadanos más vulnerables: los que se desplazan a pie, moto, ciclomotor, bici y, ahora también, en patinetes eléctricos.
La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene preparada para su aprobación una reforma del Reglamento de Circulación por la que se establecerá el mencionado límite genérico de 30 km/h, solo en ciudad y en vías de un carril por sentido.
Existen diferentes estudios internacionales que avalan este tipo de medidas. Uno de ellos, el Speed and Crash Risk (Velocidad y riesgo de accidente), realizado por la OCDE y el Fórum Internacional del Transporte (ITF), señala que «el riesgo de morir en una colisión entre un automóvil y un peatón es casi cinco veces mayor en las colisiones a 50 km/h en comparación con el mismo tipo de colisiones a 30 km/h». Por ello recomienda una velocidad de 30-40 km/h en zonas urbanas en las que convivan usuarios vulnerables (peatones, ciclistas, etc.) con vehículos motorizados.
Se calcula que esta nueva medida se implantará en el 80% de las calles, las vías que actualmente soportan el 20% del tráfico urbano. En las zonas urbanas donde existan calles con más de un carril por sentido, la limitación de velocidad dependerá del ayuntamiento pertinente.
La limitación de 30 km/h ya está implantada en 15 ciudades españolas, que cuentan con las llamadas «zonas 30», una medida para pacificar el tráfico en determinados barrios o vías. Las zonas 30 se aplican también desde hace tiempo, pero se han extendido en los últimos años a raíz del auge de la movilidad en bicicleta y de la mayor concienciación sobre la necesidad de alcanzar una mejor convivencia entre los usuarios de las vías.
¿Y cuáles han sido sus resultados? En Pontevedra, por ejemplo, se ha reducido el tráfico en un 30% en toda la ciudad y un 70% en la zona del centro. Y en Europa, donde hay más de 1.000 ciudades que cuentan con zonas 30, los resultados también avalan la medida. En Londres, la implantación de esta iniciativa ha llegado a producir descensos del tráfico del orden del 15%, mientras que en Berlín se ha registrado una reducción de los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) entre un 10 y un 15%.
Finalmente, otro factor que se considera es el de la reducción de la contaminación acústica. Según un estudio del Instituto DKV de la Vida Saludable, de un 33% de ruido a 50 km/hora se pasa a un 6% a 30 km/hora.
